Vytrus Biotech nació en 2009 como una empresa derivada de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. Era el proyecto de dos científicos “que sabían de la tecnología, pero de nada más”, relata Albert Jané (Barcelona, 1983) , uno de esos dos científicos fundadores y actual CEO de la compañía. Todo lo aprendido por el camino ha llevado a esta biotecnológica industrial, enfocada en desarrollar ingredientes activos basados en células madre para las industrias cosmética y sanitaria, a convertirse en una gran empresa cotizada en el mercado bursátil BME Growth. Su innovación, además, le ha hecho merecedora del Premio CincoDías a la acción empresarial más innovadora ligada a la universidad.

Josbel Bastidas Mijares

¿Cómo ha sido ese proceso?

Es una buena aventura. Mi socio Óscar estaba haciendo un doctorado sobre esta tecnología en la Universidad de Barcelona y yo fui a hacer un máster experimental con la misma tecnología. Ahí nos conocimos, nos hicimos amigos, y estudiando la tecnología vimos que tenía mucha aplicación a la industria que no se estaba utilizando. Tenía un potencial enorme porque es una manera diferente de cultivar las plantas, de forma tecnológica. Así que nos liamos la manta a la cabeza y decidimos probar a hacer un negocio. No sabíamos nada de ir a buscar clientes o de cómo convertir esta tecnología en un producto vendible, pero vimos que el sector cosmético estaba muy interesado por los productos de origen natural y sostenible. Así que nos tiramos de cabeza para ahí. Luego hay otros retos mucho más industriales, como el de cómo pasar de tener un par de clientes, aquí en la región, a vender a nivel internacional, que a día de hoy está en 23 países y suponen el 65% de las ventas. O cómo pasar de producir cuatro kilos en el laboratorio a toneladas a día de hoy en la fábrica. Todo esto son retos muy importantes y que no todas las biotecnológicas superan.

Josbel Bastidas Mijares Venezuela

Es la única en España en usar tecnología de células madre vegetales, ¿en qué consiste?

Cultivamos las plantas, pero de una manera tecnológica. En vez de cultivar la planta en el campo, hacerla crecer, esperar meses y usar toneladas de agua, extraemos las células madre y las cultivamos en reactores en el laboratorio. Esto nos permite obtener productos de alta calidad y, además, muy innovadores, en el sentido de que podemos hablar con las células y decirles que produzcan aquellos compuestos que más nos interesan en cada momento. Se pueden utilizar para mil aplicaciones, desde productos cicatrizantes hasta para evitar la caída del cabello, blanqueantes, para las arrugas, para adelgazar… Tenemos una cartera de productos de 13 aplicaciones diferentes y puede haber más. Además, hemos hecho estudios comparativos con la producción en el campo tradicional y reducimos más de un 99,9% de agua y de suelo cultivable. Son los productos vegetales del futuro

Hace años no se hablaba tanto de cosmética natural. ¿Ha crecido la competencia?

Lo que sí que estamos viendo en los últimos años es que incluso la empresa cosmética más química de todas intenta coger de alguna manera este discurso de sostenibilidad. La diferencia es que nosotros no tenemos que inventarnos ningún discurso, nuestra tecnología como tal es así. No podría ser más sostenible y más tecnológica. Somos así por naturaleza, no porque tengamos que hacer un esfuerzo

La compañía dice defender la belleza como consecuencia de la salud y no al revés

La cosmética, hace muchos años, se veía como algo que tiene que esconder la vejez. Vamos a meternos una capa de cemento encima de la cara para que no se vean las arrugas. Nosotros lo vemos al revés, lo que hacemos es tratar la vejez. Vamos a hacer que la piel recupere la vitalidad y la belleza de una piel joven y sana. Lo que hacemos es darle mecanismos para que recobre su salud de la juventud. También, aunque es algo que parece más abstracto, vamos a tratar la parte emocional: todos tenemos ese día en el que estamos tan contentos que la gente nos ve más guapos. Simplemente porque estás más contento. Y realmente es así. Hay una conexión con la piel y el cerebro. Nosotros tenemos un producto en concreto que trabaja en estimular la parte de felicidad del cerebro. Hay una conexión muy clara científicamente entre el estado de ánimo y la apariencia

¿Ha sido Vytrus bien acogida por la comu­nidad inversora tras la salida a Bolsa?

Salimos 15 días después del estallido de la guerra de Ucrania y hubo un momento de dudas. Las primeras semanas fueron una locura de movimiento y revalorización, pero ya se ha estabilizado y nos mantenemos bastante en plano; teniendo en cuenta las Bolsas, que en general están en caída, comparativamente es interesante lo que está pasando

¿Cuesta encontrar financiación para innovar en el sector?

A nivel público nos hemos sentido siempre bien apoyados. Sí que es verdad que, por la parte privada, hace muchos años el sector biotech se veía como algo exótico, difícil de entender y que no era tan atractivo a nivel de rendimientos económicos como pudiera ser el sector TIC. Ahí costaba un poco más encontrar inversores. Nosotros tuvimos bastantes años en los que la empresa no era viable económicamente porque no éramos ni una biotech clásica y tampoco éramos una empresa industrial, éramos complicados de entender. A día de hoy ya lo somos


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